Matilde Schwencke: el sueño olímpico contado en primera persona
En su nuevo proyecto audiovisual “Camino a Cortina”, la joven esquiadora chilena abre una ventana íntima a su preparación hacia los Juegos Olímpicos de Invierno Cortina 2026, mostrando su día a día, los desafíos del alto rendimiento y cómo la resiliencia y el apoyo de su equipo la acompañan en cada paso del camino.
A sus 21 años, Matilde Schwencke atraviesa un momento clave en su carrera. La joven esquiadora chilena se prepara para los Juegos Olímpicos de Invierno y, al mismo tiempo, ha decidido compartir su camino a través de “Camino a Cortina” un registro que revela la rutina exigente, los desafíos diarios, las dudas inevitables y la convicción de que cada esfuerzo vale la pena cuando se persigue un sueño olímpico.
Relata que la idea surgió a partir de su proyecto anterior, “Camino hacia Santiago 2023”, con el que buscaba mostrar de forma humana y real a los deportistas del Team Chile que participaron en los Panamericanos. “Fue un proyecto muy desafiante y gratificante de llevar a cabo. Al finalizarlo me quedé con ganas de hacer algo más, y en ese proceso descubrí algo que parecía invisibilizado en los deportistas de alto rendimiento”.

“Muchas veces lo que vemos es solo el instante de gloria, ese momento casi de ficción en que un deportista entra a la pista o al estadio y despierta gritos o lágrimas en la gente. Pero lo que a mí me interesa es lo que queda oculto; el lado humano, lo real, el proceso que hay detrás. No solo la culminación, sino el camino mismo, con su día a día, sus ritos y las emociones que acompañan a quienes vivimos el alto rendimiento”, explica.
“Quise mostrar lo que hay detrás del camino olímpico, no solo los logros o resultados, sino también las dificultades, los sacrificios y las emociones que acompañan el día a día”, cuenta Matilde, con la calma de quien ha aprendido que la vulnerabilidad también forma parte de la fortaleza.
La idea de grabar su camino no surgió como un plan de marketing ni como un registro oficial, sino como una manera de dar visibilidad a una experiencia que suele permanecer oculta. En un país donde los deportes de invierno todavía tienen poca vitrina, Matilde entendió que contar su historia también podía inspirar a nuevas generaciones.
“En ese contexto quise desarrollar un proyecto propio de acompañamiento y descubrimiento de deportistas. Y, quizás sin buscarlo, también terminé entendiendo más sobre mí misma, acompañándome mejor en el día a día, tomando conciencia de cada vaso de agua que tomo, de cada gota de sudor que cae. Encontrarle sentido a la rutina, a las restricciones sociales, familiares y de toda índole. Esta temporada preolímpica me dio la oportunidad de visibilizar un año especial, lleno de experiencias que normalmente no se ven. Poder darle luz a este lado de los deportistas que llevan nuestra bandera en el pecho es algo muy especial y nos entrega herramientas para entender y crecer de mejor manera”, comenta.
“Camino a Cortina”, además, refleja la maduración de una deportista que ya no solo compite para sí misma. Su historia se conecta con la de su familia, sus entrenadores, sus compañeros y la comunidad que la rodea en la montaña.
Cortina 2026: un horizonte que se acerca
El documental tiene un eje claro: el camino hacia Cortina 2026, donde se realizarán los próximos Juegos Olímpicos de Invierno. En sus palabras, no se trata solo de llegar a la cita olímpica, sino de llegar preparada, fuerte y con una historia construida a pulso.

“Mi meta no es solo clasificar, quiero llegar con un nivel competitivo que me permita dar lo mejor. El proyecto audiovisual me acompaña como un espejo. Cada entrenamiento, cada viaje y cada competencia queda registrado, y eso también me motiva a exigirme más”, asegura.
En este sentido, el registro audiovisual le permite observarse a sí misma con una perspectiva más clara, reconocer sus avances y también enfrentar los momentos difíciles que a menudo quedan ocultos tras la competencia. Las imágenes se convierten en una herramienta de memoria que documenta no solo su rendimiento, sino su proceso de crecimiento como persona y deportista. Es una forma de autoconocimiento, que le permite tomar conciencia de sus esfuerzos, valorar sus sacrificios y aprender de las derrotas, entendiendo que los desafíos forman parte de un camino más amplio hacia su mejor versión.
Uno de los aspectos más potentes del proyecto es la honestidad con que se abre frente a la cámara. No solo hay imágenes de victorias, sino también de frustraciones, lesiones, cansancio y dudas. “No me interesa mostrar solo lo lindo del deporte. Creo que lo más inspirador es ver cómo se lidia con los momentos complicados, porque todos los deportistas los vivimos”, confiesa.
“Mostrar el lado B de mi deporte creo que tiene mucho poder. Puede inspirar a muchos deportistas a comprender lo humano y real que es el camino de cada uno. Siento que aún me falta mucho por crecer como atleta y persona, y hay mucho camino por recorrer. A mí me hubiese encantado que alguien me ayudara a humanizar más ese proceso, sin importar la etapa en la que estuviera”, sostiene.
Esta decisión le da al documental un carácter auténtico y pedagógico: “El simple hecho de compartir lo real y lo rutinario tiene un valor enorme. Y más aún como mujer; contar estas historias y hacer más familiar el proceso puede motivar a muchas jóvenes a atreverse a ingresar al alto rendimiento y a perseguir carreras más profesionales en el deporte”.
Aunque la protagonista es Matilde, ella misma insiste en que el proyecto no se trata únicamente de su experiencia. El audiovisual refleja también el papel de su familia, que la ha acompañado desde sus primeros pasos en la nieve, y de los equipos técnicos que han creído en ella. “Siempre digo que este camino nunca es individual. Sin mi familia, sin mis entrenadores, sin mis compañeros, sería imposible. El documental también es un homenaje a ellos”, señala.
De esta manera, el relato se convierte en una historia donde los sueños y desafíos de una joven deportista se entrelazan con los de todo un ecosistema que la acompaña, incluyendo entrenadores, familia, compañeros y mentores, quienes también luchan por abrirse camino en un deporte exigente y poco visibilizado. Juntos construyen un relato de esfuerzo, perseverancia y resiliencia que ilumina el recorrido hacia el anhelado sueño olímpico.
Inspirar mostrando la realidad
“Camino a Cortina” no solo busca inspirar a otras generaciones de deportistas, especialmente mujeres, sino también acercar al público a un deporte de nicho en Chile. Mostrar lo cotidiano, lo humano y lo real del alto rendimiento es una manera de educar, motivar y dejar un legado que trascienda el resultado final en la pista.
“Quiero que quienes vean el proyecto logren conectar con quien soy realmente, con mis pasiones y con el camino que elegí como persona. Que se sientan identificados con mis desafíos y mis victorias, y que puedan sacar algo positivo de mi recorrido para aplicarlo en sus propios caminos”, sostiene.
Matilde Schwencke no solo documenta su viaje hacia Cortina 2026. También invita a mirar detrás de cada logro deportivo y a comprender que, más allá de los podios, lo que realmente importa es la historia que construimos mientras perseguimos nuestros sueños.
“Me encantaría que quienes vean el proyecto puedan verse reflejados en mi historia y en la de otros invitados, que conecten con los desafíos del alto rendimiento, comprendan la humanidad de los deportistas detrás de la cámara y se inspiren a buscar su mejor versión”.
“Sé que esto es apenas el comienzo. Lo que me espera en Cortina representa un desafío enorme, pero me siento preparada para enfrentarlo con todo. Quiero que este registro quede como testimonio, no solo para mí, sino para todos aquellos que alguna vez han soñado con estar en ese lugar y recorrer un camino lleno de esfuerzo, pasión y aprendizaje”, concluye.











