Francisco Salas:“Quiero ver a los niños y niñas sonriendo en la montaña”

Uno de los deportistas más prometedores del país, con la mira puesta en los Juegos Olímpicos 2026, se la juega por transmitir sus experiencias a las nuevas generaciones para incentivar el desarrollo de los deportes de montaña.
Tiene solo 21 años, pero una extensa trayectoria a cuestas. Es que Francisco Salas prácticamente nació con los esquíes puestos.
“Soy esquiador desde que tengo recuerdos. Partí apenas mis papás me pudieron poner los esquís, yo creo que desde los dos años”, cuenta.

Una de las figuras fundamentales en su vinculación con el deporte ha sido su madre, Pauline Kantor, campeona nacional en 1776 y 1978 e integrante del Equipo Nacional de Esquí entre 1979 y 1982, quien le inculcó el amor por la montaña desde pequeño. Una pasión que pretende traspasar a las nuevas generaciones.
A pesar de ser catalogado desde hace mucho como uno de los deportistas más prometedores del país, se lo toma con calma, no se deja presionar por factores más allá de su motivación propia. “La presión aumenta demasiado cuando existen presiones externas”, reflexiona.
En la actualidad está empeñado en mejorar su nivel y ser un atleta más completo, apuntando a participar en los Juegos Olímpicos del 2026. Sin embargo, piensa mucho más allá de lo competitivo y revela sus intenciones de entregar su legado: “Quiero ver a los niños sonriendo en la montaña. Verlos disfrutando, sacando sus trucos y pasándolo bien. Que lleguen los lunes al colegio contando lo bien que lo pasaron”.
¿Por qué te decidiste por el freestyle, qué tienen de especial para ti?
Comencé con el esquí alpino. Con el pasar del tiempo, conocí amigos que me mostraron el freestyle y calzaba mucho más con mi personalidad. Es menos estructurado, hay espacio para la creatividad y es más adrenalínico, así que la transición se dio de forma natural.

¿Cuáles son tus metas en el mediano plazo?
A nivel competitivo, mi principal objetivo es clasificar a los Juegos Olímpicos 2026. El ciclo olímpico dura cuatro años. Estos primeros dos los enfocaré en entrenar; subir mi nivel y competir en copas mundiales y circuitos más pequeños a nivel continental para adquirir experiencias. Luego, me abocaré netamente a las clasificatorias para poder llegar a la cita olímpica.
¿Cómo tomas el hecho de ser considerado una de las grandes promesas de la disciplina?
La verdad es que no siento mucha presión por ese rótulo, ya que mi meta de llegar a los Juegos Olímpicos tiene que ver con motivaciones internas más que presiones externas. La motivación propia hace que me tome más a la ligera la presión y me da libertad para enfocarse en seguir mejorando.
Tu vida ha estado marcada por las giras y viajes, en ese sentido ¿qué es lo más aprecias y lo que más te ha costado?
Definitivamente, lo que más aprecio es conocer gente. Creo que se van estableciendo conexiones únicas a lo largo del tiempo. Lo que más cuesta es el tiempo que no se pasa con la familia y amigos. Es harto sacrificio en ese sentido pero, para mí, vale la pena. No hay nada que se compare a lo que me ha tocado vivir y los aprendizajes que he tenido.

¿Cuál crees que es el paso que falta para tu consolidación?
Subir mi nivel de esquí. Entre los mejores del mundo y yo todavía existe una brecha importante que acortar. Estoy avanzando, paso a paso, para poder mejorar. He estado trabajando de manera muy disciplinada y eso ha dado sus frutos. Esta temporada he tenido muy buenos resultados en el circuito norteamiericano y ahora me toca ir a Europa donde espero obtener también buenos logros.

En 2023, ¿cómo ves el desarrollo de Chile en el ámbito deportivo?
Teniendo la cordillera deberíamos estar mucho mejor, eso es un diagnóstico claro, pero veo este año con optimismo. Con muchos niños y niñas dando sus primeros pasos en este deporte. Es ahí donde entro yo y otros deportistas como referentes.
Transmitiendo la pasión al semillero de esquí nacional
Con una trayectoria ganadora y mucho más por entregar en el ámbito competitivo, Francisco Salas tiene entre sus anhelos el ser un aporte para el desarrollo del deporte en Chile traspasando lo aprendido durante su carrera a las nuevas generaciones.
“Siento que tengo el rol de transmitir lo que me enseñaron a mí las generaciones pasadas. Ellos me hicieron enamorar de este deporte y estoy tratando de hacer lo mismo con los que vienen”, explica.
Para ello, establece, la mejor manera es estar presente, guiando y apoyando a los potenciales nuevos talentos. “Estoy tratando de armar actividades, el año pasado hice algunas y este pretendo que sean más. La idea es, sobre todo, estar en los campeonatos de los más chicos y compartir con ellos. Hacer clínicas para que se vayan iniciando en el freestyle y generar un semillero. Sembrar la pasión para que ellos sigan su camino”, profundiza.

“Mi legado es ojalá poder motivar e inspirar a los más chicos para que sigan esquiando y que se crean la película para que efectivamente podamos llegar a ser potencia. Con eso quedo contento, con saber que motive a un par de niños a que se metan en este deporte y que ellos, a su vez, motiven a otros”, concluye