lunes, diciembre 15, 2025
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Rodrigo “Canuto” Errázuriz: Pedaleando hacía un cambio real

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El destacado ciclista chileno ha llevado su pasión más allá de la competencia, convirtiendo los kilómetros en una causa solidaria. A través de Fireflies Patagonia, une el esfuerzo y la resistencia del ciclismo con la lucha contra el cáncer, demostrando que el deporte es un motor de cambio.

Rodrigo “Canuto” Errázuriz es un nombre reconocido en el mundo outdoor y específicamente en el ciclismo de ultra distancia chileno, tanto por su talento sobre la bicicleta como por su incansable labor en la promoción del deporte. Con una carrera que abarca desde el XC maratón, enduro hasta Gravel, su trayectoria es reflejo de su pasión y compromiso.Sin embargo, más allá de su desempeño competitivo, ha sabido canalizar su experiencia hacia una causa mayor: FirefliesPatagonia, una iniciativa que combina el desafío físico con un propósito solidario..

Fireflies Patagonia es una travesía ciclista de larga distancia inspirada en el icónico Fireflies Tour de Europa, que reúne a ciclistas de todo el mundo para recaudar fondos en la lucha contra el cáncer. “Es un desafío físico tremendo, pero lo que realmente te impulsa es saber que cada pedaleada tiene un propósito mayor”, comenta “Canuto”. En cada edición, los participantes recorren rutas épicas a través de la Patagonia, enfrentándose a terrenos exigentes y condiciones climáticas impredecibles, todo en beneficio de la investigación oncológica y el apoyo a pacientes con cáncer.

Para “Canuto” Errázuriz, involucrarse en Fireflies ha significado un giro en su carrera, permitiéndole combinar su amor por la bicicleta con una causa que trasciende lo deportivo. “Uno a veces cree que el ciclismo es solo rendimiento, pero cuando te das cuenta de que puedes hacer algo más con esto, cambia todo”, reflexiona. Su rol dentro de la organización ha sido clave en la planificación y desarrollo del evento en Chile, asegurando que cada edición mantenga el espíritu desafiante y solidario que caracteriza a la iniciativa a nivel global.

El impacto de Fireflies Patagonia ha ido más allá de lo esperado, logrando no solo un importante apoyo económico para la causa, sino también una comunidad de ciclistas comprometidos con generar un cambio. “Ver a gente que no se conocía antes unirse con tanta fuerza por algo así es impresionante. La bicicleta nos conecta de muchas formas”, dice “Canuto”. Gracias a su trabajo y al esfuerzo del equipo organizador, el evento no solo ha crecido en convocatoria, sino que también ha inspirado a más personas a vincular el deporte con causas sociales.

Para el futuro, tiene claro que quiere seguir impulsando Fireflies y el ciclismo como un motor de transformación. “Mientras tenga piernas para pedalear y energía para empujar proyectos así, ahí estaré”, asegura. Con su experiencia y visión, seguirá dejando una huella en la comunidad ciclista chilena, demostrando que la pasión por el deporte puede ir de la mano con un compromiso genuino por los demás.

¿Cuáles han sido los hitos más importantes de tu carrera sobre la bicicleta?

Para mí, cada momento sobre la bicicleta es un hito. Si bien hay carreras o eventos que pueden marcar puntos clave en mi trayectoria, cada experiencia tiene su propio valor. Fireflies, Across Andes, Transandes, o competencias en el extranjero, todas han dejado una huella. Cada desafío trae consigo un tipo distinto de cansancio, triunfo o aprendizaje. Con los años, cada pedalazo suma experiencia y me forma no solo como ciclista, sino también como persona.

¿Cómo ha evolucionado tu relación con el ciclismo a lo largo de los años?

El ciclismo ha sido parte de mi vida desde siempre. Ya en los años 80, en mi etapa escolar, pasaba horas sobre la bicicleta. En aquel entonces, el mountain bike era casi inexistente, y cuando llegaron las primeras bicicletas de montaña, fueron una revolución. Mis primeras carreras en 1987 parecían una locura: un grupo de apasionados explorando sin saber bien qué hacíamos. Aunque tuve una etapa como corredor de montaña y trail running, la bicicleta siempre fue mi mejor complemento. Con el tiempo, pasé del mountain bike al gravel y la ruta, pero la bicicleta nunca ha dejado de estar presente en mi historia.

¿Cómo llegaste a involucrarte con Fireflies y qué significa para ti esta causa?

Fue una combinación de buenas amistades y estar inmerso en la escena deportiva. Un gran amigo me presentó a Polo Luissetti, uno de los fundadores de Fireflies Patagonia. En 2019, Polo me invitó a participar, y después de esa primera experiencia, quedé enganchado para siempre. Hoy soy parte del directorio, con un rol enfocado en el desarrollo de rutas y la planificación técnica del evento. Fireflies es un desafío increíble, que no solo combina la pasión por la bicicleta, sino también una mirada estratégica sobre cómo diseñar rutas que nos permitan recorrer lugares extraordinarios de nuestro país.

Fireflies es más que una ruta extrema en bicicleta, es un movimiento solidario. ¿Cómo describirías la esencia de esta iniciativa?

Definir Fireflies no es fácil. Aunque es un recorrido en bicicleta, no es una carrera ni un simple paseo. Se trata de un desafío físico y emocional donde se crea una conexión especial entre los participantes. Lo que lo hace único es su propósito: generar conciencia y recaudar fondos para el cáncer infantil. Además, tiene un impacto social en las comunidades que visitamos, donde donamos libros, computadores, cascos y otros recursos según las necesidades de cada lugar. Fireflies es mucho más que pedalear; es dejar una huella significativa.

¿Qué desafíos has enfrentado como parte de Fireflies y qué aprendizajes te ha dejado?

Fireflies es un evento extremo que implica una planificación meticulosa. Desde la logística de rutas y hospedaje hasta la coordinación con escuelas y comunidades, todo requiere meses de preparación. Además, está el desafío humano: hay ciclistas de distintos niveles, algunos buscando superar sus propios límites. La clave es que todos lleguemos al final de cada jornada, sin importar el ritmo. Cada edición deja aprendizajes y nos obliga a hacer ajustes, como en la vida misma. Fireflies me ha enseñado que, al igual que en el deporte y el trabajo, siempre hay que estar dispuesto a adaptar el camino para alcanzar los objetivos.

¿Cómo crees que el ciclismo puede impactar en la vida de las personas más allá del deporte?

El ciclismo, como cualquier deporte, es una pasión que nos lleva a superar límites personales. Más allá del ejercicio físico, enseña disciplina, resiliencia y compromiso, valores que pueden trasladarse a todos los aspectos de la vida. Entrenar para un desafío, equiparse, enfrentar el miedo al fracaso y atreverse a intentarlo son aprendizajes que van más allá de la bicicleta. Creo firmemente que cualquier actividad que nos impulse a crecer tiene un impacto positivo en nuestra vida.

¿Has visto cambios en la comunidad ciclista respecto a causas sociales o solidarias en los últimos años?

Sí, sin duda. Cada vez hay más conciencia sobre el impacto que el ciclismo puede tener más allá del deporte. La comunidad ciclista crece año a año, con más participación de mujeres, niños y personas de todas las edades. Y con ese crecimiento, también ha aumentado el interés en causas sociales. Eventos como Fireflies y otras iniciativas solidarias han demostrado que el ciclismo puede ser una poderosa herramienta para generar cambios y ayudar a quienes más lo necesitan.

¿Qué consejo le darías a quienes quieren combinar su pasión por el deporte con un propósito mayor, como el que impulsa Fireflies?

Mi consejo es atreverse. Muchas veces, los límites nos los ponemos nosotros mismos por miedo a fracasar o sentir que no estamos preparados. Pero la verdadera satisfacción llega cuando nos desafiamos y lo logramos. Intentarlo es el primer paso, y aunque haya obstáculos en el camino, la recompensa es enorme. Si tienes un propósito, persíguelo con determinación, prepárate bien y da ese primer paso sin miedo. Lo peor que puede pasar es que tengas que volver a intentarlo.

¿Cuál es tu próximo desafío en el ciclismo o en Fireflies?

Este año ha sido más tranquilo en términos competitivos. Decidí darme un respiro para dedicar más tiempo a la familia y el trabajo. Sin embargo, siempre estoy buscando nuevos desafíos. Fireflies es una cita obligatoria en mi calendario, porque su impacto va más allá de lo deportivo. En cuanto a futuras competencias, estoy evaluando opciones como Across Andes o algún otro reto de larga distancia. Pero, por ahora, disfruto esta pausa antes de embarcarme en lo que venga.

Si pudieras definir en una frase lo que ha significado la bicicleta en tu vida, ¿cuál sería?

La bicicleta es un vehículo de cambio. Me ha permitido conocerme mejor, generar impacto en otros, mantenerme activo y vivir experiencias inolvidables. Es una máquina que no solo te lleva de un lugar a otro, sino que te transforma en el proceso.

Contra el barro, el tiempo y la duda: La ruta imparable de Florencia Espiñeira

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Desde los senderos más hostiles de la Patagonia hasta los circuitos más exigentes del mundo, Florencia Espiñeira ha hecho de cada desafío una oportunidad para crecer. Su historia es la de una ciclista que no solo compite contra el cronómetro, sino contra los límites que otros creían inquebrantables.

El camino de una atleta de elite nunca es lineal. Muchas veces se construye a partir de decisiones arriesgadas, adaptaciones constantes y una pasión inquebrantable. Para nuestra protagonista, el enduro no fue la primera opción, pero sí se convirtió en su destino. Desde sus inicios en el cross-country hasta la consolidación como una de las referentes del enduro eléctrico a nivel mundial, su historia es la de una mujer que encontró su mejor versión desafiando los límites de la montaña.

«Empecé en el cross-country hasta los 22 años, pero ya desde antes había estado haciendo algunas carreras de enduro, en las cuales me iba bastante bien. Tenía buenos resultados sin que fuera mi disciplina principal, pero más que eso, en el enduro encontré esta nueva disciplina a nivel mundial, que en esos años era bastante nueva», recuerda. Lo que la enamoró del enduro fue su formato: carreras largas, recorridos extensos y la posibilidad de explorar montañas enteras, a diferencia de los circuitos cerrados del cross-country y el downhill. «El enduro te abre todo el cerro, recorres mucho, andas mucho en bici para arriba y para abajo, las carreras son largas, de seis a ocho horas», explica.

Copa del Mundo Aletsch Arena, Suiza de E – Enduro 2024 voy con el jersey del líder de la clasificación del Campeonato. Esa fecha la gané.

El cambio de disciplina no solo respondió a una cuestión de gusto personal, sino también a la evolución del mercado. «Había mucho apoyo para el enduro y en el cross-country las cosas estaban un poco difíciles en la industria nacional en ese entonces. Sopesando todos los factores, decidí dar el cambio y dedicarme al enduro. Creo que fue una buena decisión».

La ciclista chilena de 32 años, que hoy está radicada en Finale Ligure, Italia, no solo se consolidó en la disciplina, sino que logró posicionarse entre las mejores del mundo. Ha sido campeona nacional de enduro varias veces y ha tenido actuaciones destacadas en los Enduro World Series, logrando estar dos veces en el top10 del ranking mundial. Pero si hay un momento que atesora con especial cariño, es su podio en Whistler (Canadá) en 2022. «Fue una carrera muy competitiva, muy completa, muy difícil. No faltaba ninguna de las chicas que andan fuerte. Haber quedado en ese podio creo que es algo histórico para Chile y también para Latinoamérica. Además de haber vivido ahí durante cuatro años y compartir ese lugar con grandes amigos”. 

Podium en segundo lugar del Campeonato Mundial (World Championship) de E-Enduro, Val di Fassa 2024. Representando a Chile.

A esto se suman tres títulos mundiales en enduro eléctrico, una modalidad en la que ha demostrado ser una de las principales exponentes a nivel global, y un destacado segundo lugar en los World Championships de 2024, consolidándose en la élite de la disciplina. Este resultado, aunque meritorio, dejó en ella una sensación de tarea pendiente. “Espero poder ganarlo este año en Aletsch Arena, Suiza, también en la disciplina del enduro eléctrico”, afirma con determinación, consciente de que cada competencia representa un nuevo desafío y una oportunidad para seguir escribiendo su propia historia en el deporte. Con la experiencia acumulada y una preparación enfocada en la exigencia técnica y estratégica de la prueba, Florencia sabe que el título puede estar a su alcance y que su meta es superar sus propios límites.

Pinkbike Academy: La puerta de entrada al mundo factory

En la trayectoria de Florencia, una de las oportunidades más significativas llegó con su participación en Pinkbike Academy, un “reality” de mountain bike que no solo puso a prueba sus habilidades sobre la bicicleta, sino que también la catapultó al profesionalismo. Más que una simple competencia, el programa funcionó como un trampolín que le abrió las puertas al mundo factory, ese selecto círculo donde los ciclistas de élite cuentan con el respaldo integral de un equipo de alto rendimiento. 

«Fue un punto de inflexión porque me dio la oportunidad de entrar al mundo factory, de contar con el apoyo de un equipo que cubre todas tus necesidades. No solo en material e ingresos, sino también en recursos humanos. Es un equipo con más staff que competidores, todos enfocados en que rinda lo mejor posible», explica.

Durante los entrenamientos de la Copa del Mundo de Combloux 2024.

El contraste con su vida anterior como privateer –término que se usa para los ciclistas independientes que deben gestionar su propia carrera sin el soporte de una gran escudería– fue abismal. «Tú mismo tienes que hacer de cocinero, masajista, mecánico, logístico, manager… En un equipo, todo eso ya está resuelto, así que te puedes enfocar solo en rendir». 

La experiencia no solo le permitió centrarse exclusivamente en su desempeño deportivo, sino que también le dio una visión más amplia sobre la infraestructura, el financiamiento y el trabajo en la sombra que existe detrás de los equipos profesionales de élite. Lo que antes parecía un mundo lejano, ahora se convirtió en su realidad, una que le ha permitido evolucionar como atleta y consolidarse como una de las exponentes más destacadas del mountain bike a nivel internacional.

Con la mira puesta en el circuito europeo de e-mountain bike 

Enfocándose en el enduro eléctrico, una disciplina en evolución que ha planteado nuevos desafíos a nivel competitivo, explica que «es distinto porque la bici pesa más y la distribución del peso cambia. Además, las carreras incluyen tramos de subida cronometrados, lo que las hace muy exigentes tanto física como técnicamente». Estos tramos, llamados «power stages», son especialmente difíciles porque solo pueden entrenarse una vez antes de la carrera. «Es frustrante porque no es que puedas repetir secciones hasta que te salgan perfectas. Tienes solo una oportunidad».

Copa del Mundo de E-Enduro en Val di Fassa, Italia 2023. También llevo el jersey de líder de la clasificación general y esa fecha quede en 2° puesto.

A pesar de las dificultades, el enduro eléctrico le ha entregado grandes satisfacciones y la desafía constantemente. «Estoy expectante a ver qué pasa este año con el circuito europeo de e-mountain bike. Se habla de agregar nuevas variantes para gestionar mejor la batería, lo que puede cambiar la estrategia de carrera».

Para esta temporada, su foco estará en el circuito europeo de e-mountain bike y en los World Championships, donde buscará mejorar sus resultados del año pasado. Sin embargo, también tiene claro que su carrera deportiva se acerca a un punto de inflexión. «Este año cumplo 33, me siento muy bien, pero la idea de transicionar a otra etapa ya está en mi cabeza».

Su visión a futuro está ligada a apoyar a las nuevas generaciones de riders chilenas. «Me gustaría ayudar concretamente a las chicas que quieran venir a competir a Europa. Ponerme en esa vereda de mentora más que de atleta». La idea de crear un proyecto para facilitar la llegada de riders chilenas al circuito internacional es algo que ya está en desarrollo. «Puede que haga alguna prueba piloto este año, pero aún estoy dándole forma».

Su legado no solo se medirá en títulos y podios, sino también en el impacto que deje en quienes vengan después. «Creo que la gracia de la progresión generacional es que cada nueva camada llegue un poco más adelante que la anterior. Si yo rompí algunas barreras, quiero que las que vengan después puedan ir aún más lejos».