Conoce el notable trabajo de un espacio de MTB hecho por y para mujeres, donde el aprendizaje y la confianza son claves como herramientas para la transformación personal y colectiva.
En un mundo del mountain bike dominado históricamente por hombres, la falta de espacios exclusivos para mujeres no pasaba desapercibida. En 2019, dos amigas decidieron cambiar esa realidad y fundaron Rider Girls Chile, una comunidad pensada para unir a las mujeres en torno al ciclismo de montaña. Lo que comenzó como una cuenta de Instagram se transformó rápidamente en un punto de encuentro para ciclistas de distintos niveles, un lugar donde compartir experiencias, motivarse mutuamente y, sobre todo, romper barreras.
«En ese tiempo no existía ninguna comunidad de ciclistas solo para mujeres y se veían pocas chicas en el cerro, por lo que junto a una amiga decidimos crear este Instagram. Tuvo un crecimiento exponencial y, a los seis meses, ya éramos muchas chicas», recuerda Josefa San Martín, creadora y administradora de Rider Girls Chile.

El éxito fue inmediato. Las redes sociales se convirtieron en una vitrina para mostrar el avance de las participantes, inspirando a más mujeres a sumarse. La comunidad no sólo exhibía logros, sino que también promovía un ambiente de aprendizaje, lejos de la competencia y la presión por el rendimiento. Sin embargo, la pandemia golpeó fuerte y dejó a la comunidad en una pausa prolongada. Fue entonces cuando Josefa tomó la decisión de revitalizar el proyecto y darle un nuevo impulso.
«Esta nueva era de Rider Girls comenzó gracias a una chica llamada Josefa, que con su alegría, paciencia y ganas, no quiso que la comunidad quedara estancada luego de la pandemia, dándole vida a lo que ella misma llama esta ‘nueva era’. Y fue ahí donde entré yo», cuenta Catalina Grubcic, quien se sumó como administradora del proyecto. La conexión entre ambas fue inmediata: «Solo bastaron un par de conversaciones para que explotáramos en ideas y proyectos en torno al mundo de la bici».
Un espacio seguro para crecer y aprender
Más allá de ser un punto de encuentro digital, Rider Girls Chile busca consolidarse como un espacio seguro para que las mujeres puedan aprender, caerse y levantarse sin miedo al juicio. «Nuestro objetivo principal es crear, desde el inicio, un ambiente seguro donde sepas que te puedes equivocar y aprender de otras, porque todas partimos sin saber mucho», explican. En este sentido, la comunidad promueve un ambiente de confianza en el que el error no es visto como un obstáculo, sino como parte del proceso de aprendizaje.

«Nosotras mismas hemos pasado por ese proceso, sabemos lo difícil que puede ser dar el primer paso, lanzarte a una bajada o atreverte a salir con más ciclistas cuando estás empezando. Pero lo más importante es que nadie te juzga y siempre habrá alguien para apoyarte», sostiene Catalina.
La iniciativa no solo se enfoca en quienes ya dominan la bicicleta, sino que también pone énfasis en aquellas que recién comienzan. «Queremos que estas experiencias no se queden solo en el círculo femenino, sino que las lleven consigo y las compartan en todo el mundo del MTB», añade Catalina. Para ello, visibilizan en sus redes sociales tanto a riders experimentadas como a aquellas que están dando sus primeros pasos, con el fin de inspirar y demostrar que cualquiera puede progresar con perseverancia y motivación.
La comunidad ha logrado concretar eventos y actividades en distintos puntos de Chile, abriendo la posibilidad para que más mujeres se sumen y se sientan acompañadas en su proceso de aprendizaje. «Generamos instancias donde puedas conocer a más chicas a través de actividades adaptadas a distintos niveles», comentan . Estos encuentros no solo se limitan a salidas en bicicleta, sino que incluyen talleres de mecánica, limpieza de bicicletas y técnicas de conducción, entre otros.
«Queremos que las chicas aprendan de todo. No solo de cómo bajar una pista, sino también de cómo cuidar su bici, de cómo solucionar problemas mecánicos cuando están solas en el cerro. Porque una rider independiente es una rider segura», explica Josefa.
La importancia de estos espacios va más allá del deporte. «Queremos que estas actividades sean una oportunidad para crear nuevas amistades, que trasciendan más allá del MTB», destacan. La comunidad ha logrado consolidar vínculos que van más allá de la bicicleta, construyendo una red de apoyo donde la confianza y la sororidad son fundamentales.
Un espacio necesario en el MTB chileno
Con una base sólida y una comunidad en crecimiento, el desafío ahora es seguir expandiéndose y consolidando su impacto. Uno de los objetivos para este año es ampliar la cantidad de actividades en diferentes regiones del país, permitiendo que más mujeres puedan acceder a estos espacios sin importar su ubicación.
Además, la búsqueda de alianzas con marcas y patrocinadores sigue siendo un pilar importante para potenciar las iniciativas. Desde sus inicios, Rider Girls ha trabajado con diferentes empresas para realizar sorteos y colaboraciones, lo que ha permitido fortalecer la comunidad y brindar más oportunidades a sus integrantes.

«Sabemos que hay muchas mujeres con ganas de aprender y mejorar, y queremos estar ahí para acompañarlas en cada paso. No importa si estás empezando o si llevas años pedaleando, aquí todas sumamos». – Josefa San Martín
«Creamos un ambiente entretenido, con premios y sorpresas para que siempre les den ganas de seguir aprendiendo y mejor aún si es junto a nosotras», señala Catalina. Este enfoque lúdico y motivador ha sido clave para atraer a más mujeres y generar un impacto positivo en el mundo del MTB femenino.
«Sabemos que hay muchas mujeres con ganas de aprender y mejorar, y queremos estar ahí para acompañarlas en cada paso. No importa si estás empezando o si llevas años pedaleando, aquí todas sumamos», agrega Josefa.
En un contexto donde el ciclismo de montaña femenino sigue en crecimiento, iniciativas como Rider Girls Chile se vuelven fundamentales para fomentar la participación de más mujeres en este deporte. Lo que comenzó como un proyecto espontáneo hoy se consolida como una comunidad en expansión, con objetivos claros y una misión que va más allá de la bicicleta: crear un entorno de apoyo, aprendizaje y crecimiento para todas aquellas que se atreven a dar el primer pedalazo.






