Desde su creación en 2001 la iniciativa ha crecido como un movimiento global. Conoce el espíritu de esta travesía solidaria extrema en la Patagonia chilena recaudando fondos para combatir el cáncer infantil y creando un impacto social notable y comprobable por las localidades donde pasan los ciclistas en su recorrido 

En el corazón de la Patagonia chilena, un grupo selecto de ciclistas se embarca cada año en una de las pruebas más desafiantes y significativas del mundo: Fireflies Patagonia. Esta fundación reúne en un evento 30 valientes ciclistas, conocidos como «fireflies», quienes recorren más de 1.500 kilómetros por terrenos escarpados y climas impredecibles. La misión es clara y poderosa: recaudar fondos para combatir el cáncer infantil, apoyando a la Fundación Vivir Más Feliz en Chile y la organización inglesa Bloodwise, dedicada a la investigación y tratamiento de cánceres de sangre a nivel mundial.

Desde su creación en 2001, Fireflies ha crecido como un movimiento solidario global. En Chile, el evento se realiza en la impresionante región de la Patagonia, conocida por su belleza salvaje y sus condiciones extremas. «Fireflies no es solo un desafío físico, es un viaje con propósito», comenta Polo Luisetti, Director Ejecutivo – Co Fundador,

Agrega que «cada pedalada es un paso hacia la esperanza y el apoyo a los niños que luchan contra el cáncer», específicamente para los niños con trasplante de médula. La ruta de Fireflies Patagonia no es para los débiles de corazón. Los ciclistas enfrentan altitudes que suman tres veces la altura del Everest, cruzando valles, montañas y ríos glaciares. «No se trata solo de llegar al final, sino de hacerlo juntos», explica. «La camaradería es esencial; el que llega primero siempre vuelve para ayudar al último».

El objetivo es recaudar fondos en beneficio de la Fundación Vivir Más Feliz, quién a través del TROI (Trasplante y Oncología Integral), atiende a través de terapias complementarias a los niños con tratamientos oncológicos del Hospital Calvo Mackenna.

Una de sus intrépidas travesías, que se extendió desde los valles de La Araucanía hasta Ventisquero y Puelo en la Región de Los Lagos, fue documentada y presentada en un conmovedor documental. Este registro no solo muestra los desafíos físicos, sino también la increíble belleza de la Patagonia y la fuerza del espíritu humano. «Queremos que más personas conozcan y se unan a nuestra causa. Las empresas deben saber que es la mejor manera de conectar con la comunidad «, dice Luisetti. 

«El documental es una ventana a nuestra misión y nuestra lucha». Fireflies Patagonia no es solo un evento deportivo; es una comunidad en acción. Además de la travesía principal, los ciclistas participan en actividades benéficas locales, entregando alimentos, plantando árboles y compartiendo con niños y familias afectadas por el cáncer. «Cada año, vemos cómo nuestras acciones tienen un impacto directo en las comunidades que visitamos», señala. Por ello, en este 2024 se estrenará otro otro documental, 

El evento enfrenta numerosos desafíos logísticos y físicos, desde reparar bicicletas dañadas en terrenos accidentados hasta soportar condiciones climáticas extremas. “Es que no hay manera de prepararse completamente para lo que estos ciclistas enfrentan en la Patagonia”. Pero es esa incertidumbre la que los conecta aún más con la lucha diaria de los pacientes con cáncer. 

Para participar en Fireflies Patagonia, los ciclistas deben pasar por un riguroso proceso de selección y llevar a cabo campañas de recaudación de fondos. De cada 800 que se inscriben solo 30 son seleccionados. «Cada ciclista es un embajador de la esperanza», explica Luisetti. «Cada donación, cada pedalada, nos acerca más a encontrar una cura». “Los ciclistas se comprometen a no rendirse, emulando a un enfermo. No conocen la ruta y no saben lo que le pasará al día siguiente, similar a lo que vive una persona con cáncer”.

Además, el evento culmina con una subida masiva abierta al público, promoviendo una mayor participación y conciencia sobre la causa. “El domingo se invita a la comunidad junto a los niños sobrevivientes a subir, ellos esperan en la meta. Este año fueron 2.000 personas hasta Valle Nevado. Es una fiesta del ciclismo”,  

La Fuerza de la Comunidad

Fireflies Patagonia es un testimonio del poder de la solidaridad y el espíritu humano. Este año donaron más de 50 millones de pesos y ya van 300 millones en total. «Para aquellos que sufren, nosotros pedaleamos», es el lema que guía cada movimiento de este increíble grupo de ciclistas. «No podemos curar el cáncer con nuestras bicicletas, pero podemos inspirar, recaudar fondos y apoyar la investigación que algún día encontrará la cura». 

La organización también se preocupa por tener un impacto positivo en las comunidades locales, por ejemplo este año, también donaron bibliotecas junto a Copec, en las escuelas Balmaceda y Futaleufú, computadores, conexión a internet y hasta un rincón de café para los profesores, donado por Nescafé. 

Los ciclistas llevan a cabo actividades benéficas, como la entrega de alimentos y la reforestación, y se involucran con los residentes locales durante su recorrido. «Cada uno de nosotros lleva consigo la responsabilidad de dejar una huella positiva en los lugares que visitamos», señala Luisetti. «Somos una comunidad que busca hacer el bien no solo para los niños con cáncer, sino también para los entornos que nos reciben. Somos todos uno solo».

Fireflies Patagonia no solo es uno de los eventos de ciclismo con mayor convocatoria del país, sino que es un verdadero faro de esperanza y solidaridad. A través de su esfuerzo y dedicación, los ciclistas no solo recaudan fondos, sino que también inspiran a otros a unirse a la lucha contra el cáncer. «Cada año, más y más personas se unen a nuestra causa», dice esperanzado Luisetti. «Y eso nos da la fuerza para seguir adelante, sabiendo que juntos podemos hacer una diferencia real», concluye.

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