La joven promesa del deporte comparte alguno de sus sueños, sacrificios y su pasión por el ski alpino donde con decisión y arrojo comienza a surcar su propio camino.

Florencia Aramburo es más que una prometedora estrella del ski alpino; es una joven con un espíritu férreo y una determinación que se asimila inquebrantable. Esta impronta la ha llevado a obtener destacados resultados y su nombre ya resalta en pistas de Chile y el extranjero.

Sus convicciones son claras y se reflejan a la hora de hablar de sus máximas influencias. “Siempre miré a mi hermana mayor Emilia (Aramburo) con admiración, es súper organizada y me gustaba mucho cómo esquiaba y, obvio, una buena inspiración. Fuimos juntas varios años a entrenar y para las Olimpíadas de Beijing estábamos todos siguiendo cada minuto su participación. Noelle Barahona, también, somos amigas las familias y siempre estuve cerca escuchando de todas las idas a las olimpíadas, ha participado de cuatro, de hecho, mis esquíes de DH son de ella”, cuenta.

Florencia comparte sus inicios en el deporte, donde sus más cercanos desempeñaron un papel fundamental al transmitirle la pasión por el esquí desde una edad temprana.

“En mi familia siempre se inculcó el deporte y la vida sana, y eso me incentivó a seguir este camino”, sostiene.

A su corta edad (17 años) ha tenido que equilibrar entrenamientos rigurosos con la vida escolar y social. Sin embargo, Florencia rechaza la noción de «sacrificio», en su lugar, lo ve como un compromiso consciente que eligió abrazar. La disciplina y la constancia son sus compañeras constantes en esta travesía. Estas cualidades no solo han contribuido a su crecimiento como atleta, sino que también han enriquecido su desarrollo personal.

«Lo más importante es tener un equilibrio, sobre todo aprovechar al máximo tanto en ámbito deportivo como social».

Con su mirada puesta en el futuro, Florencia se proyecta como una figura influyente en el mundo del ski alpino en Chile y más allá. Sus metas a corto y largo plazo incluyen las competencias en Europa y explorar nuevos horizontes en el deporte. A pesar de su juventud, comprende la importancia de la paciencia y el trabajo constante para alcanzar sus objetivos. Su familia y su entrenador desempeñan roles fundamentales en este viaje lleno de desafíos.

¿Cómo comenzaste en el mundo del Ski alpino y cuál fue tu motivación inicial?

Soy la menor de una familia de cuatro hermanos, todos esquiadores. Tengo recuerdos de muy chica, de ver cómo salían a esquiar al club y yo quería ir con ellos, poniéndome las botas y rogando para salir. A los tres años fue cuando mis papás al fin me pusieron los skis. Mi motivación inicial siempre fue mi familia, ya que era un deporte en el que compartimos y disfrutamos todos juntos.

¿Qué sacrificios hiciste como adolescente para dedicarte al ski y cómo crees que te ayudaron a forjar tu carrera?

En mi opinión, la palabra «sacrificio» no aplica, ya que es la forma en la que yo decidí vivir. Claramente tiene sus pros y contras, de todas maneras, es el «precio que hay que pagar», pero estoy dispuesta a ello. En este sentido, el ski alpino es un deporte que exige bastante, ya que hay que estar siempre buscando la nieve y las mejores condiciones. Esto te hace llevar una vida con distintos tipos de privaciones, como las salidas con amigos, algunas fechas junto a los familiares, colegio, etc. Lo más importante es tener un equilibrio, sobre todo aprovechar al máximo tanto en ámbito deportivo como social. Esta actividad te enseña mucho a ser disciplinado y constante en todo sentido. Estas cualidades, que para mí son las más importantes, no sólo te ayudarán ahora sino también en un futuro.

Entendemos que debes equilibrar tus estudios y entrenamientos. ¿Cómo logras administrar tu tiempo de manera eficiente en ambos aspectos?

En tema de estudios, el Colegio Everest siempre me apoya en todo sentido, tanto académico como deportivo, dándome diferentes tipos de facilidades para poder faltar. De todas maneras, el primer semestre siempre trato de estar al 100 por ciento y sacarme buenas notas, para que después me puedan dar facilidades. Cuando no hay nieve, no significa que la temporada terminó, el entrenamiento físico siempre sigue. Ahí intento acomodar mis horarios de gimnasio a los del estudio, ya que entreno cuatro veces a la semana. A veces se me hace difícil, pero siempre me repito que tengo que ser constante y disciplinada, también me gusta jugar hockey representando a mi colegio.

Competir en el ski alpino es un desafío constante. ¿Qué es lo que buscas personalmente al competir en este deporte y qué te impulsa a superarte continuamente?

En mi familia siempre se inculcó el deporte y la vida sana, y eso me incentivó a seguir este camino. Es una vida que me gusta, amo dedicarme al deporte; conocer gente, viajar, mis amigos, competir y la adrenalina que eso te produce. Siempre me pongo objetivos y creo que cuando estos se van dando avanzas cada vez un poco más y cuando te van saliendo las cosas quieres más y más, eso va haciendo que quieras superarte.

Tu compromiso con el ski es evidente. ¿Cómo te mantienes motivada y enfocada en tus objetivos deportivos a lo largo de los años?

En los deportes de alto rendimiento siempre hay momentos de altos y bajos. A veces hay más días malos que buenos. Para mí, es tratar de trabajar siempre con un objetivo y, como mencioné anteriormente, ser constante y disciplinada. Esto te llevará a los resultados, algunas veces se pueden demorar más, pero tenemos que ser pacientes y seguir trabajando para llegar a ellos. Muy importante es el apoyo de mi familia y del entrenador, se genera mucha confianza y una complicidad enorme. Cuando estás en esos días «no tan buenos», es difícil, pero trato de tirarme para arriba y buscar el lado positivo.

A pesar de tu corta edad, tienes un gran recorrido en el ski, ¿en qué momento de tu carrera te encuentras?

Creo que todavía estoy conociendo el verdadero mundo del ski, ya que cuando uno llega a FIS juvenil (Federación Internacional de Ski) vive otra realidad, compite contra gente de otros países con alto nivel y diferentes edades. Por ahora, sigo trabajando para en algún futuro poder llegar lejos y, efectivamente, dejar un legado como deportista.

¿Cómo te proyectas en tu carrera deportiva? ¿Cuáles son tus metas y aspiraciones a corto y largo plazo?

En el corto plazo, está la opción de correr el Mundial Juvenil en Europa y quizás pensar en más grande, para ver si se puede aprovechar el puesto 31 de la South American Cup de Slalom Gigante y correr quizás European Cup. Sé que esto son palabras mayores, pero vamos a ver cómo nos encontramos en la temporada del hemisferio norte en cuanto a nivel. Ahora me interesa entrenar fuerte porque esta temporada se ha corrido mucho y hemos entrenado poco. Estoy probando las disciplinas de velocidad y viendo, tengo claro que soy súper joven y vamos paso a paso.

A futuro, ¿qué legado te gustaría dejar para las nuevas generaciones de deportistas chilenos en tu disciplina?

Todavía no me siento apta para decir que puedo dejar un legado en el ski, por el momento, solo aconsejar a las más chicas que entrenen fuerte; que aprendan a tener una buena rutina de preparación física, que eso falta mucho por avanzar y más en mujeres. Ahí hay que poner mucho foco, pocas lo hacen de verdad.

«Siempre miré a mi hermana mayor Emilia con admiración, es súper organizada y me gustaba mucho cómo esquiaba».

¿Quiénes son tus referentes en el mundo del ski alpino en Chile y cómo te han influenciado?

Siempre miré a mi hermana mayor Emilia con admiración, es súper organizada y me gustaba mucho cómo esquiaba y, obvio, una buena inspiración. Fuimos juntas varios años a entrenar y para las Olimpíadas de Beijing estábamos todos siguiendo cada minuto su participación, lástima que por el Covid no pudimos viajar para apoyarla. Noelle Barahona, también, somos amigas las familias y siempre estuve cerca escuchando de todas las idas a las olimpíadas, ha participado de cuatro, de hecho, mis esquíes de DH son de ella.

Finalmente, ¿qué consejo le darías a los jóvenes que sueñan con seguir tus pasos y convertirse en atletas destacados en el Ski alpino?

Tomárselo en serio, trabajar fuerte y ser disciplinados. También, conocer y aprender muy bien cómo son las reglas y respetarlas, eso te irá convirtiendo poco a poco en alguien más profesional. Mis hermanos en ese sentido me han ido apoyando y enseñando.

Por: Cristian Jara Bizama 

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